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domingo, 9 de agosto de 2020

ORBITA HUAMALIANA

Domingo, 9 de agosto 2020
DOMINICAL
CULTURAL


El día de ayer se celebró una efemérides  huanuqueña, 137 años de ala batalla de Jactay, muchos medios se han referido de esta fecha. A modo de repaso en nuestra historia, trataremos algo más del héroe de aquella epopeya Aparicio Pomares, aquel indio rebelde que es reclutado al ejercito  y es destacado al sur para defender la patria, primero Arica, luego Pisagua, vive serie de peripecias y penurias en aquel destierro plasmado en las epístolas de Enrique López Albújar, lo cual trataremos en otra oportunidad. hoy nos toca hablar de:


EL HOMBRE DE LA BANDERA

ENRIQUE LÓPEZ ALBÚJAR
Resumen del cuento el hombre de la bandera es el siguiente .Cuenta la historia que Huánuco, estaba pasando por un mal momento, trayendo consigo vergüenza, sufrimientos y sentimientos de derrota, era el dolor de ver impuesta por las bayonetas chilenas a una autoridad peruana.

Un viento de humillación soplaba sobre las almas huanuqueñas. En esos momentos es cuando Huánuco necesitaba a una persona valiente, con un corazón que sintiera por todos, un pensamiento que unificase a todas las almas, una voluntad que arrastre a la acción.

Una noche de agosto de 1883, cuando todas las comunidades de Ovas, Chavinillo, Llata  y Chupán  habían lanzado sobre el valle millones de indios y uno de ellos, alto, bizarro y de mirada vivaz e inteligente, de pie dentro del círculo, les dirigía la palabra. Dijo, quizás ya nadie se acuerde de mí. soy Aparicio Pomares, de Chupán, indio como ustedes, pero con el corazón muy peruano, les mandé llamar para decirles que un gran peligro amenaza a todos estos pueblos, ha llegado a Huánuco doscientos soldados chilenos. Esos hombres hace tres años atacaron al Perú a sangre y fuego. Son supaypa-huachashgan y es preciso exterminarlos. Ellos incendian pueblos, violan a las mujeres, ensartan en sus bayonetas a los niños, roban los santos y viven en las casas de Dios sin respeto. Tuve la oportunidad de batallar con ellos en el lugar de Pisagua, le diré Pisagua está muy lejos, al otro lado de las montañas, el lugar le dicen puerto porque está al pie del mar.

-¿Cómo es el mar, taita? – exclamó uno de los jefes. El mar es una inmensa pampa de agua azul y verde, tres mil veces más grande que la laguna Tuctu-gocha. Se viaja en buque, y unas ves dentro uno se siente mareado. Como les decía, esos hombres a quienes nuestros hermanos llaman chilenos, desembarcaron e incendiaron Pisagua, tienen cañones que matan decenas de personas.
De manera que Cusasquiche, decidió unirse para la guerra y Aparicio Pomares con mano febril, el atado que tenía en la espalda , y sacó de él, religiosamente, una gran bandera dijo: ¡viva el Perú! ¡Viva! Respondieron las cincuentas voces. ¡Muera Chile!- ¡muera! Al día siguiente dos mil indios prepararon las hondas, afilaron las hachas y cuchillos, limpiaron las escopetas. Después de dos días de marcha llegaron como sorpresa para la fuerza enemiga. Serían las diez de la mañana cuando se dio inicio la lucha duró hasta cerca las cuatro de la tarde, Pomares anduvo arengando a su tropa bandera en mano hasta que un tiro enemigo hiere el muslo.

Los indios vencieron a los chilenos y Aparicio Pomares alzaba la bandera triunfal. Al día siguiente los Indios desfilaron por las calles, una pregunta llena de ansiedad y orgullo patriótico corría de boca en boca “¡donde está el hombre de la bandera!” todos querían conocerle, abrazarle y admirarle. Aparicio Pomares fue conducido hacia Rondos un distrito domaino donde falleció,a causa de una gangrena  ocasionado por la bala que recibió en el enfrentamiento. Antes de morir le pidió a Marta que lo envuelvan en su bandera. Y así fue enterrado el indio de Chupán Aparicio Pomares, el hombre de la bandera.

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