El hambre y la necesidad
El tiempo dirá si la decisión de aliarse del Apra y del PPC los ayudará a lograr sus objetivos de pasar a la segunda vuelta y salvar la inscripción, respectivamente, pero sería una sorpresa que lo consiguieran gracias a esta unión de futuro complejo.
Para empezar, la opinión pública peruana suele desconfiar de estas alianzas porque las interpreta como arreglos bajo la mesa con fines subalternos, en vez de una conjunción de fuerzas bien intencionadas por la gobernabilidad y el bienestar colectivo.
Y eso es lo que, lamentablemente, va a pensar la gente de esta asociación Apra-PPC. Según GfK, en noviembre pasado el 51% estaba en desacuerdo con esta alianza, el 14% de acuerdo y el 35% no precisó una respuesta a esta pregunta.
Diferente es el caso de las alianzas con partidos de menor recordación y relevancia, que al final pasan más o menos desapercibidas salvo que una agrupación traiga consigo uno de esos chicharrones fatales que terminan perjudicando a la entidad que lidera la convocatoria.
¿A quién le conviene esta alianza? Según la encuesta de GfK de noviembre, el 28% cree que el más beneficiado será el Apra, solo el 5% piensa que será el PPC, mientras que el 30% cree que serán ambos. Los beneficios concretos, sin embargo, no acaban siendo del todo claros.
Si el Apra se junta con el PPC es porque cree así sacará más votos. No obstante, una agrupación tan debilitada como está ahora el partido fundado por Luis Bedoya Reyes hace medio siglo no es, precisamente, una estructura capaz de generar mucho respaldo en el ciudadano.
Peor aún, esta alianza con el Apra va a desposicionar al PPC más de lo que ya está, pues no es sencillo pedir votos para un candidato como Alan García que trapeó el piso de mala manera con Lourdes Flores, llamándola ‘candidata de los ricos’, y quien ella acusó de robarle la elección y de ser un presidente corrupto.
Esto, en realidad, no habla mal de Alan García sino de Lourdes Flores, a quien probablemente el elector va a interpretar como alguien dispuesta a cualquier cosa –hasta ir a misa con el Apra– con tal de salvar la inscripción.
Además, así como Marisol Pérez Tello y Alberto Beingolea han decidido dar un paso al costado para no casarse con el Apra, varios en el PPC van a pensar igual, lo cual le resta potencial a un acuerdo electoral que más parece armado para sentar a Raúl Castro en el próximo Congreso.
Uno siempre puede equivocarse, y este pacto podría finalmente prender, pero lo más probable es que la Alianza Apra-PPC 2016 termine peor de lo que acabó Alianza Lima en el campeonato nacional de fútbol 2015. O sea, hasta las patas, con la frustración de la hinchada y teniendo que cambiar al entrenador.
FUENTE: La República
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