Los drones de Antamina van a la caza de la eficiencia
Hace 3 años Antamina apuesta por nuevas tecnologías que generen mayor eficiencia, como es el caso del uso de los drones en la operación, a más de 4300 msnm, para garantizar una mejor supervisión y permitir seguir implementando buenas prácticas en tema de seguridad.
Seis drones ‘robustos’, especialmente diseñados para sobrevivir en la altura, empezarán a sobrevolar la operación de Antamina en Áncash en los próximos meses. Desde lo alto, 120 camiones gigantes CAT y Komatsu serán monitoreados a toda hora. La imagen —cenital y en ultra HD— llegará al circuito cerrado de la empresa y podrá ser vista por cualquier ejecutivo autorizado desde su celular en cualquier parte del mundo. Abajo, a más de 4,300 msnm, nadie controlará los drones en el aire: un sistema será el gran operador de la flota, que no necesitará de una guía humana para desplazarse. Los drones estarán programados para salir automáticamente a dar rondas de supervisión de manera inopinada o por orden de los ejecutivos y las autoridades de la mina, en el momento en que quieran hacer zoom a una determinada zona desde un punto geográfico cercano o a miles de kilómetros de allí. La tecnología instalada y ad hoc para la mina será, entonces, única en el mundo.
Abajo, a más de 4,300 msnm, nadie controlará los drones en el aire: un sistema será el gran operador de la flota, que no necesitará de una guía humana para desplazarse.El objetivo es simple: la eficiencia. Cada camión tiene un valor de mercado promedio de US$4 millones y carga alrededor de 280 toneladas métricas de desechos o minerales. Que una fila de ellos se quede inmovilizada es dinero detenido en el tiempo. Suena a metáfora, pero no lo es: en una operación como la de Antamina —con un tajo abierto de cuatro kilómetros de largo por dos de ancho— es fácil que esto suceda. La mina tiene sus protocolos. Un camión se encuentra con una retroexcavadora y tiene que permanecer a 50 metros de distancia a menos que sea autorizado a pasar a través de un contacto radial. Imagine las proporciones: un camión tiene llantas de aros de entre 57 y 63 pulgadas, y siete metros de alto que se convierten en 14 cuando eleva su tolva, con lo que alcanza el tamaño de un edificio de tres pisos. La pala que los carga deposita ahí 100 toneladas de material por ‘cucharada’. Cualquier mal cálculo, un retroceso inesperado fuera de los protocolos, puede acabar en un accidente. Y generar tráfico: un atolladero de vehículos de millones de dólares.
FUENTE; Of. Comunic. Antamina ..mayor informnación en secc. mineria de este blog
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