CULTURAL
8 DE OCTUBRE DIA DE LA MARINA DE GUERRA DEL PERU, DEL COMBATE DE ANGAMOS
Quienes Hemos tenido el honor de servir a la
patria, y vestido el uniforme de la Gloriosa Marina de Guerra del Perú , haber navegado
sus mares bajo el paradigma de Grau, somos
herederos de ese legado del “Peruano del Milenio” Miguel Grau Seminario, marino hoy y siempre como dice su himno "cuál firmes colores que viste el oro del sol y el azul de su mar"
A modo de ilustración a nuestros lectores de este
portal, comparto con Uds. una breve reseña de Historia Naval
. La génesis institucional o Etapa Auroral de la
Marina de Guerra del Perú.
Poca duda nos cabe que la institución naval peruana surgió en el contexto
de las luchas por la independencia. Sin embargo, su formación tiene profundas
raíces en el periodo colonial, pues durante los tres siglos precedentes el
Callao fue el centro marítimo y naval más importante en la costa oeste americana.
El virreinato peruano no sólo controlaba las rutas marítimas en el Pacífico
sino que además poseía a la Armada de la Mar del Sur, institución que ejerció
el control naval de ese enorme espacio marítimo entre 1580 y 1746. En la
segunda mitad del siglo XVIII, la Real Armada española se estableció en el
Callao y asumió esas funciones, asignando unidades y creando la Capitanía de
Puerto del Callao y la Real Academia de Náutica de Lima; el Departamento
Marítimo del Callao, con capitanías de puerto subordinadas en Valparaíso,
Concepción y Guayaquil; el Hospital Naval de Bellavista; y varios otros
establecimientos.
Todo este proceso sentó las bases materiales y humanas sobre las cuales
surgió la institución naval peruana, como elemento necesario para hacer respetar
a un incipiente estado que comenzó a formarse a partir de julio de 1821. Los
realistas mantuvieron el control del Callao hasta setiembre de ese mismo año,
mes en el cual el gobierno protectoral del general San Martín designó al
capitán de navío Jorge Martín Guise como comandante general de la marina. Si
bien la labor de Guise estuvo respaldada por otros marinos extranjeros,
principalmente británicos, norteamericanos y franceses, hubo un importante
componente de peruanos y españoles que, habiendo servido en la Real Armada o en
la marina mercante nacional, tempranamente abrazaron la causa patriota. Entre
los españoles podemos mencionar al brigadier José Pascual de Vivero y el
teniente San Julián; mientras que entre los peruanos destacan personajes como
Eduardo Carrasco, Manuel Villar, Antonio Valle Riestra, Manuel Villar, Antonio
D'Oyararte, Agustín Arriola, José Sala Valdez, Miguel Pastrana, Juan Geraldino,
Manuel Pérez Oblitas.
La flamante institución naval peruana ocupó las instalaciones de su
predecesora realista e incorporó algunos de los buques que habían servido bajo
su bandera, además de otras naves por vía de compra o de condena judicial. La
primera nave en enarbolar el pabellón nacional fue la goleta Sacramento,
capturada en marzo de 1821 por los hermanos Victoriano y Andrés Cárcamo, y
rebautizada Castelli. En setiembre se incorporaron los bergantines Belgrano y
Balcarce, que habían servido a la causa realistas bajo el nombre de Guerrero y
Pezuela. En noviembre se sumó a la escuadra la corbeta Limeña; a principios de
1822 lo hizo la goleta Macedonía y luego la de igual clase Cruz, el bergantín
Coronel Spano y finalmente la fragata Protector, que había servido al Rey bajo
el nombre de Prueba.
La función inicial de la Armada Peruana fue bloquear los puertos del sur,
zona aún ocupada por los realistas y sobre la cual San Martín había concebido
una operación militar de envergadura. Esta labor se inició el 15 de octubre de
1821, destinando a la corbeta Limeña y a los bergantines Balcarce y Belgrano
para cubrir la costa entre Cobija y Nazca. Una fuerza de esa magnitud no estaba
en condiciones de cumplir con tal labor,
razón por la cual el bloqueo fue desconocido por franceses, norteamericanos
y británicos. Tal situación generó algunos incidentes diplomáticos, que
empeoraron en marzo siguiente cuando el bloqueo fue restablecido con unos pocos
buques adicionales. La caída del Callao en manos realistas, en febrero de 1824,
llevó a extender el bloqueo hasta el puerto de Chancay, situación que tornaba
más difícil aún el poder hacerlo cumplir con efectividad.
Esta situación, unida a las penurias económicas propias de la guerra, que
afectaron los pagos de las tripulaciones, especialmente la marinería
extranjera, llevó a que los oficiales navales de la etapa inicial tuvieran que
enfrentar un conjunto de dificultades, más allá del combatir a sus adversarios
en la mar.
En noviembre de 1821 el general chileno Luis de la Cruz asumió el mando de
la Marina y el contralmirante de igual nacionalidad Manuel Blanco Encalada hizo
lo propio con la Escuadra, dirigiendo las operaciones navales vinculadas a la
Primera Expedición a Puerto Intermedios, en la que la escuadra captura Arica.
Esta estructura del mando naval se mantuvo hasta principios de 1823, cuando
el gobierno de Riva-Agüero le otorgó la comandancia general de marina al
capitán de navío español José Pascual de Vivero y el mando de la escuadra al
flamante contralmirante Guise. Poco después de asumir sus funciones, tanto
Vivero como Guise prepararon a la escuadra para la Segunda Campaña a Puertos
Intermedios, la que se inició en mayo de ese año y en la cual la tripulación e
infantería de marina de la fragata Presidente volvieron a capturar Arica para
permitir el desembarco de las tropas que debían marchar hacia el interior. Las
operaciones en tierra fueron desastrosas y la infantería de marina debió cubrir
la retirada del ejército de Alvarado y su reembarco en Ilo.
Mientras estas operaciones tenían lugar en el sur del país, el Callao cayó
en manos de los realistas, que se vieron reforzados en abril de 1824 con el
arribo del navío Asia y el bergantín Aquiles. La escuadra peruana, con apoyo
chileno y colombiano, bloqueó el puerto del Callao por espacio de casi dos
años, lapso durante el cual se produjeron varias incursiones y un
enfrentamiento con la escuadra realista (7/10/1824), compuesta de un navío y
cuatro bergantines.
El final de las luchas por la independencia dejan al Perú con una escuadra
relativamente grande, pero que es prácticamente desmantelada por atender a un
errado concepto de ahorro.
II. Principales acciones de la Marina de Guerra del
Perú hasta 1840
Desde el punto de vista naval, este largo periodo de tiempo debe ser visto
al menos en a través de cuatro circunstancias: a) la Guerra con Colombia
(1828-1829), b) la Guerra de la Confederación (1836-1839), c) la Guerra con
España (1864-1866); y d) la ocupación de la Amazonía.
a) La Guerra con Colombia (1828-1829).
Si bien este conflicto se originó, desde nuestro punto de vista, en la
necesidad que tenía Bolívar por cohesionar a una Colombia que se partía en tres
estados (Ecuador, Venezuela y Colombia), el motivo oficial fue el reclamo
colombiano por los territorios peruanos de Jaén y Maynas.
En lo que a la campaña naval respecta, en agosto de 1828 se despachó a la
corbeta Libertad, al mando del capitán de corbeta Carlos García del Postigo,
para que cruzara en aguas internacionales delante del Golfo de Guayaquil, de
modo de poder controlar e interceptar las naves que entrasen o saliesen de ese
puerto. El 31 de agosto de 1828, las naves colombianas Pichincha y Guayaquileña
atacaron a la corbeta peruana frente a Punta Malpelo, siendo rechazadas y
obligadas a retirarse con grandes pérdidas a bordo. Se había producido así el
primer encuentro del conflicto.
El gobierno peruano dispuso el bloqueo de Guayaquil y operaciones sobre
todo el litoral colombiano. La escuadra nacional, al mando del vicealmirante
Martín Jorge Guise, se dirigió a Guayaquil y realizó diversas incursiones antes
de atacar las defensas de esa ciudad ribereña, los días 22 al 24 de noviembre
de 1828. En dicha acción se logró batir las defensas a flote y silenciar buena
parte de la artillería enemiga, pero la noche del 23 al 24, la fragata
Presidente encalló y los defensores pudieron instalar un cañón que la ofendía
sin que pudiese ser respondido. Al amanecer, con el repunte del río, la fragata
volvió a ponerse a flote, pero el
último tiro colombiano dio de lleno en el vicealmirante Guise, quien
falleció poco después. De acuerdo a sus disposiciones, el mando de la escuadra
fue asumido por el teniente primero José Boterín, quien continuó presionando a
los defensores hasta lograr su rendición a fines de enero siguiente. La
capitulación de la ciudad fue firmada por el capitán de navío Hipólito Bouchard,
quien acababa de llegar para tomar el mando de la escuadra. La plaza fue
ocupada por las fuerzas peruanas desde el 1° de febrero hasta el 21 de julio de
1829. Luego de esta acción, la corbeta Arequipeña y el bergantín Congreso
incursionaron sobre Panamá, logrando rescatar una de las naves mercantes
capturadas por los colombianos.
En tierra, nuestras tropas sufrieron un serio revés en Portete de Tarqui y
poco después se firmó un tratado en Guayaquil (22 de setiembre de 1829), en el
cual se establecía que la frontera entre Perú y Colombia correspondería a la de
los antiguos virreinatos y que sería delimitada mediante un tratado posterior,
tratado que no llegó a realizarse pues Colombia se disolvió en 1830.
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