CULTURAL
¿Por qué
celebramos los huanuqueños el 15 de agosto?
Por Jorge Espinoza Egoávil
Hoy 15 de agosto del año
2019, en la ciudad de Huánuco, volvemos a vestirnos de gala para una nueva celebración
de un supuesto aniversario de fundación de la ciudad, para lo que las
autoridades edilicias y demás coadyuvantes se dinamizan con solemne gesto de
recuerdo a los que supuestamente fueron nuestros primeros, lejanos ancestros.
Por razones de espacio, no
podemos ingresar por la tortuosa senda del debate completo, en torno al
tema que representa el epígrafe de esta página periodística, destinada a llamar
a las autoridades de cultura para que convoquen a tantas reuniones como sean
necesarias, para que con la participación intelectual de los historiadores y
amantes de la historia regional se esclarezca un importante filón de nuestra
existencia huanuqueña, como es el de nuestra fundación española. Es que los
huanuqueños de la ciudad del “Valle del Pillco”, estamos usurpando una fecha
ajena, correspondiente a una ciudad excesivamente efímera, puesto que sólo duró
un año y dos meses, conforme a los estudios científicos con la ayuda del
Carbono 14 realizados por el célebre arqueólogo norte americano Craig Morris, y
que ese espacio geográfico se encuentra ubicado a 135 kilómetros de distancia
de la nuestra, error que cometemos por culpa y responsabilidad de un abogado,
aficionado a la historia regional, como fue el Dr. José Vara Llanos, que en
forma empedernida vino sosteniendo la tesis excesivamente
equivocada, de que la ciudad de Huánuco solamente fue fundada el 15
de agosto de 1539 y que luego fue trasladada al actual lugar donde se
encuentra. De esta forma, si fuera cierto la tesis antes indicada, se justificaría
que el 15 de agosto, por continuidad, debemos reconocer como fecha de nuestra
fundación. Pero, no es así, conforme a documentación y estudios serios
actuales.
Esa tesis, que en la
actualidad no resiste el menor análisis histórico, jurídico, político y
sociológico, es falsa y se debe fundamentalmente a que Varallanos tenía una
gran animadversión por el Huánuco actual y los huanuqueños, conforme se
advierte del contenido de algunas de las páginas de su libro cumbre titulado
“Historia de Huánuco, debido a que en nuestra ciudad lo maltrataron al extremo
de no permitirle el ingreso al Club Central, motejándolo con el remoquete de
“Shucuy”, contra lo que el vigoroso Esteban Pavletich fue protestatario sin
igual. Lo llevó a Varallanos su animadversión por los huanuqueños, a no venir a
Huánuco a iniciarse como profesional del Derecho, sino que se fue a la ciudad
de Huancayo. Y como expresión de su petulancia y auto alabanza, encontramos que
en uno de sus versos tomados del verdadero poeta que fue su hermano Adalberto,
dice: “Yo soy el cholo Varallanos, con ojotas de bondad y
sapiencia”. Llegó a ser Senador por Huánuco en 1956, pero se
debió a circunstancias de coyuntura política, desde que fue en
la lista de Manuel Prado que barrió la votación en nuestro departamento.
La falsedad de la tesis de
Varallanos, lo demuestra el documento oficial, que fue encontrado en los
archivos de la notaria huanuqueña del señor Juan Manuel Robles, la misma que ha
sido guardado en la Biblioteca Nacional, por el R.P. Rubén Vargas Ugarte,
extraordinario historiador peruano, el mismo que lo publicó en el Diario
Nacional “El Comercio” de Lima, en el año 1937, y que fue puesto de relieve por
el exprofesor de la Unheval, Dr. Edmundo Guillén, ante una comunidad de
científicos, con ocasión de celebrarse en Huánuco el “XI Congreso Peruano del
Hombre y la Cultura Andina”, demostrando con sus ponencia científica que la
actual ciudad de Huánuco, fue fundada,´- y no solamente trasladada, el 2
de febrero de 1543 y no la fecha que equivocadamente se celebra en la
actualidad, el 15 de agosto de 1539, cuando esa fecha le
corresponde a otra fundación de una ciudad que nunca tuvo importancia
alguna porque muy tempranamente fue abandonada por su fundador, como
consecuencia de que Francisco Pizarro le quito el título de
“Ciudad” dejándolo con el de simple “Villa”, conforme el propio
autor de “Historia de Huánuco” lo admite.
Es evidente que el libro
del Dr. Varallanos titulado “Historia de Huánuco” es el más fecundo en su
información histórica, pero eso no quiere decir que no tiene grandes errores y
hasta horrores.
Para cerrar el tema, en
forma sintética, diremos que existen en la actualidad algunos hechos y
documentos oficiales que nos dan la razón. Veamos algunos de esos argumentos.
l.- No existe ningún
escritor ni cronista de la colonia que diga que se produjo la tal traslación de
la ciudad de Huánuco, como dice Varallanos.
2.- El propio Varallanos
no sabe en qué fecha y quienes fueron los que llevaron a cabo la
acción del traslado. Por eso apela a la inferencia del “Y creo que fue…”
3.-Cada una de las dos
fundaciones, tanto en “Huánuco Viejo” como en “Pillco Mayo” fueron hechas por
distintas personas y si hubiera sido simple traslación, hubieran llevado a cabo
las mismas personas de la primera. Así en Huánuco Viejo, fue fundada por el
capitán español Gómez de Alvarado y Pedro Puelles para la actual
ciudad.
4.- Cada una de las
ciudades fueron fundadas con un nominativo, recibiendo la primera el de “la
Ciudad de Huánuco de la Santísima Trinidad” y en nuestra ciudad se
llamó la “Muy Noble y Leal Ciudad de los Caballeros del León de
Huánuco”. Entonces, lo lógico es pensar que si tuvieron distintos nombres
y fue objeto de un simple traslado, por qué no trajo el primero el
mismo nombre que recibió originariamente.
Finalmente,
diremos que el “Honorable Concejo Municipal” de Huánuco, ha impulsado unas
modestas charlas “Conversando sobre Huánuco. Pero, fue producto
de la casualidad y no como consecuencia de una planificación en concordancia
con el Ministerio de Cultura, de los historiadores, para que el evento tenga
sus segmentos de discusión, como paso a la búsqueda de la verdad sobre la
fundación española de nuestra ciudad.
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