CULTURAL
La independencia de los hijos
Siempre resultan difíciles las separaciones con las personas a
las que amamos y por las que tenemos afecto, qué decir tiene que cuando un hijo
decide independizarse de casa puede generar una sensación de vacío y soledad en
los padres que antes no estaba.
Cuando se produce la independencia, éste
último vínculo se corta y ese hijo
con el que se fantaseaba que no creciera y que no se separara, da este salto en
su vida y se convierte en un adulto que va a intentar vivir con más autonomía e
independencia
En la mayoría de los casos no se le puede
pedir a los padres que apoyen emocionalmente a un
hijo que quiere independizarse porque psicológicamente ellos
tienen que enfrentarse a sus propios conflictos, a lo que representa para ellos
que se vaya, al miedo que supone, a las preguntas que les genera sobre sí
mismos como personas pero también como pareja.
Y, si volvemos a pensar de nuevo en la relación
padres – hijos – independencia, una conclusión acertada a la que podemos
llegar, es que si ese deseo de independizarse nace de querer emprender el vuelo
desde una relación positiva con los progenitores, sólo podemos pensar que los padres han hecho bien su trabajo
puesto que han criado a un hijo para la vida, para su propia vida y con deseos
propios, no un hijo que es propiedad de un padre que ha de cumplir todo aquello
cuanto desea para sí.
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