lunes, 30 de agosto de 2021

ORBITA HUAMALIANA

 Domingo, 29 de agosto 2021

DOMINICAL

Historia

Reincorporación de Tacna al Perú

La  dejó innumerable pérdidas humanas, económicas, culturales y territoriales para el Perú. Las provincias de Arica, Tarapacá y pasaron a dominio chileno, aunque esta última solo por casi medio siglo. Un 28 de agosto, hace 90 años, Tacna se reincorporó al Perú.

El conflicto del Pacífico estalló en 1879, cuando Perú y Bolivia unieron sus fuerzas contra Chile, lo que trajo consecuencias nefastas para nuestro país. 

El 20 de octubre de 1883, mediante la firma del Tratado de Ancón, el Perú entregó a perpetuidad la provincia de Tarapacá a Chile, mientras que las provincias de Tacna y Arica fueron cedidas a este país por diez años. Un plebiscito decidiría la suerte final del territorio en disputa cuando culminara el período. Sin embargo, pasó el tiempo acordado y el plebiscito no se realizó, generándose un conflicto diplomático entre ambos países.

Consultado por El Comercio, Juan Luis Orrego, historiador y docente de la Universidad de Lima, explicó que durante los años 20 el país vivía un latente nacionalismo y la demora del plebiscito acentuó aún más esta posición.

"El país estuvo en vilo porque el plebiscito no se realizaba, este debió convocarse 10 años después de la firma del Tratado de Ancón. Se tardaron casi 40 años", indicó.

Durante esos 40 años las autoridades de ocupación desplegaron una campaña de “chilenización” en la zona, que comprendió el traslado de gran cantidad de militares y civiles chilenos a Tacna y Arica. Las escuelas peruanas fueron clausuradas, los curas y profesores expulsados, los periodistas peruanos fueron hostigados y se prohibieron los desfiles y el izamiento de la bandera del Perú.

"Se vivía un drama nacional. Dos provincias del Perú habían quedado cautivas con Chile y se temía incluso perder a ambas porque el plebiscito que contemplaba el Tratado de Ancón era prácticamente inaplicable por la política de 'chilenización' de los territorios", detalló Orrego.

Finalmente, el 3 de junio de 1929, en Lima, el ministro de Relaciones Exteriores del Perú, Pedro José Rada y Gamio, y el ministro Plenipotenciario de Chile, Emiliano Figueroa Larraín, firmaron el Tratado de Lima. Este convenio determinó que el territorio de Tacna retorne al Perú, mientras que el de Arica quede a perpetuidad bajo dominio de Chile. También se estableció que la línea divisoria entre dichos límites inicie desde un punto de la costa denominado “Concordia”.

"La reincorporación de Tacna al Perú curaba una herida que no cerraba después de la Guerra del Pacífico. Este hecho histórico se puede ver desde varias aristas. Hubo una reincorporación territorial por un lado y una pérdida por otro, también una victoria diplomática, ya que Perú perdió Arica pero no necesariamente dejó de tener presencia allí. De alguna forma, el 28 de 1929 se cerraba un capítulo aún abierto de la Guerra del Pacífico. El sentir era de que esta todavía no terminaba", comentó.

Orrego señaló que el gobierno peruano de la época, cuyo presidente era Augusto Leguía, tuvo que realizar un trabajo diplomático no solo con Chile, sino también con Estados Unidos, a fin de que apoye la posición del Perú. "Para Chile fue una derrota, su plan era quedarse con todo. Para eso trabajaron ellos. Al final se les fue Tacna, y Arica quedó con presencia peruana. Para ellos fue una derrota diplomática.

 El Paseo de la Bandera

Es el 28 de agosto de 1929, el ejército chileno se retira de la ciudaddespués de casi 50 años termina el cautiverio, Tacna es libre. Las muestras de amor al Perú ahora pueden ser públicas, ya no hay opresión; una misa se oficia en el Centro Cívico de la ciudad, donde participan autoridades y el pueblo entero, muchos de rodillas lloran y agradecen. Pero antes de que Tacna regrese al suelo patrio, en la ciudad ocurre un hecho único y de enorme valor histórico.

Eran los días previos a las fiestas patrias de 1901 y en pleno cautiverio, la Sociedad de Auxilios Mutuos “El Porvenir” solicita a las autoridades chilenas conmemorar el día del Perú, bendiciendo un estandarte de seda bordado con oro. En un inicio, el permiso fue negado, pero como narra el poeta Federico Barreto Bustíos, sucede algo increíble:

“Una idea extraña, sabe Dios de qué alcances posteriores, debió cruzar en ese momento por el cerebro del general Vergara, pues, cambiando repentinamente de tono, dijo: Tienen ustedes el permiso que solicitan, pero con la condición de que me garanticen, bajo responsabilidad personal, que al conducir la bandera por las calles, el pueblo peruano no hará manifestación alguna de carácter patriótico…”.

“…La institución encargada de organizar el programa -conocedora del carácter altivo y rebelde de la gente de Tacna- abrigaba el íntimo temor de que la fiesta acabara en tragedia. Un vivo al Perú, contestado con un viva a Chile, podía convertir las calles de la ciudad en un campo de batalla. En medio de esta incertidumbre, llegó por fin el 28 de julio”.

El desafío es asumido. Aquella mañana del 28 de julio de 1901, en el templo San Ramón, toda la población peruana se da cita para presenciar la bendición de la bandera, el párroco Alejandro Manrique oficia la misa y en el sermón exhorta a la población a mantener firme su amor a Dios y al Perú.

Al término de la homilía, la multitud se retira de la iglesia para ubicarse en las calles aledañas, y en la puerta principal del templo aparece imponente el estandarte bicolor. Cuenta Barreto Bustíos, quien estuvo presente en el acto, que ocurre algo excepcional, las miles de personas al ver la bandera caen de rodillas y conmovidas extienden sus brazos hacia el pendón rojo y blanco. En total mutismo los tacneños mantuvieron el compromiso tomado.

De esa forma, la enseña (Insignia o estandarte) se abre paso entre el gentío, recorre las calles de la ciudad y es acompañada, casi con devoción divina, por la población vestida de negro y con lágrimas en los ojos. No se oye exclamación alguna, el recorrido fue similar a una procesión religiosa.

Ha pasado  casi  un siglo desde aquel día y este acto de patriotismo se sigue manteniendo vivo cada 28 de agosto celebrando el regreso de Tacna al Perú. Un inmenso pabellón bicolor recorre las principales arterias de la ciudad, que emociona hasta las lágrimas a moradores y turistas, espectadores de la que es conocida como la Procesión de la Bandera.

Desde los balcones de las casas caen buganvillas, flor típica de la ciudad, las arengas a Tacna y al Perú son constantes, la bandera llevada solo por las damas de tacneñas, símbolo de patriotismo en la época del cautiverio, llega al  Centro Cívico para ser izada y flamear majestuosa. Este acto cívico del Paseo de la Bandera simboliza los años de cautiverio del pueblo tacneño, por ello la procesión silenciosa y solemne portada por damas tacneñas, intentar ponerle un tinte festivo es ignominia y ofensa al pueblo tacne


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