sábado, 2 de mayo de 2015

ORBITA HUAMALIANA

Viernes 1º mayo 2015

La justicia por sus propias manos


Lo acontecido en Leonpampa, distrito de Jacas Grande provincia de Huamalíes, nos llena de temor, impotencia y lástima a la vez por las víctimas, quienes al haber sido sorprendidas como se dice “con las manos en la masa”, fueron castigados por el pueblo con un acto de barbarie que legalmente es condenable que ocurra en pleno siglo XXI. La comunidad decidió hacer justicia por sus propias manos, cansados de los constantes hechos delictuosos cometidos por malhechores.
Estos hechos se producen simplemente por la ausencia del Estado y porque el pueblo le  perdió la fe a la justicia y ya no cree en la policía. Por el mal actuar de algunos elementos de la justicia que capturan a estos maleantes para luego soltarlos, se entiende previo “arreglo”, dejándolos que prime la impunidad. Los delincuentes aprovechan esto para continuar haciendo de la suyas, y si por ahí pasan al Poder Judicial, un “buen” abogado logra su libertad fácilmente. ¿Entonces a dónde acudir para sancionar la delincuencia? o ¿acaso para el pueblo no existe la justicia?
Escuchamos en una oportunidad a un policía que arriesgó su vida caminando horas sin comer, sin agua, sin apoyo, que logró capturar a unos delincuentes, los entregó al Ministerio Público pero no fueron acusados pese a los sólidos atestados policiales, siendo liberados. ¿Qué pasó, fueron inocentes o “arreglaron”? 
Los sufridos campesinos que viven en las altas cumbres y desprotegidos, no encontraron quién les haga justicia y optaron ellos mismos por castigarlos, podemos entender la frustración de recibir justicia y sentirse desprotegidos, sin embargo este castigo fue en exceso brutal y salvaje.
López Albújar  en sus Cuentos Andinos, relata una historia similar anticipándose a esta época. De eso hace más de 80 años. Los tiempos cambiaron pero los hechos son simila

Lo acontecido en Leonpampa, distrito de Jacas Grande provincia de Huamalíes, nos llena de temor, impotencia y lástima a la vez por las víctimas, quienes al haber sido sorprendidas como se dice “con las manos en la masa”, fueron castigados por el pueblo con un acto de barbarie que legalmente es condenable que ocurra en pleno siglo XXI. La comunidad decidió hacer justicia por sus propias manos, cansados de los constantes hechos delictuosos cometidos por malhechores.
Estos hechos se producen simplemente por la ausencia del Estado y porque el pueblo le  perdió la fe a la justicia y ya no cree en la policía. Por el mal actuar de algunos elementos de la justicia que capturan a estos maleantes para luego soltarlos, se entiende previo “arreglo”, dejándolos que prime la impunidad. Los delincuentes aprovechan esto para continuar haciendo de la suyas, y si por ahí pasan al Poder Judicial, un “buen” abogado logra su libertad fácilmente. ¿Entonces a dónde acudir para sancionar la delincuencia? o ¿acaso para el pueblo no existe la justicia?
Escuchamos en una oportunidad a un policía que arriesgó su vida caminando horas sin comer, sin agua, sin apoyo, que logró capturar a unos delincuentes, los entregó al Ministerio Público pero no fueron acusados pese a los sólidos atestados policiales, siendo liberados. ¿Qué pasó, fueron inocentes o “arreglaron”? 
Los sufridos campesinos que viven en las altas cumbres y desprotegidos, no encontraron quién les haga justicia y optaron ellos mismos por castigarlos, podemos entender la frustración de recibir justicia y sentirse desprotegidos, sin embargo este castigo fue en exceso brutal y salvaje.
López Albújar  en sus Cuentos Andinos, relata una historia similar anticipándose a esta época. De eso hace más de 80 años. Los tiempos cambiaron pero los hechos son simila


Lo acontecido en Leonpampa, distrito de Jacas Grande provincia de Huamalíes, nos llena de temor, impotencia y lástima a la vez por las víctimas, quienes al haber sido sorprendidas como se dice “con las manos en la masa”, fueron castigados por el pueblo con un acto de barbarie que legalmente es condenable que ocurra en pleno siglo XXI. La comunidad decidió hacer justicia por sus propias manos, cansados de los constantes hechos delictuosos cometidos por malhechores.
Estos hechos se producen simplemente por la ausencia del Estado y porque el pueblo le  perdió la fe a la justicia y ya no cree en la policía. Por el mal actuar de algunos elementos de la justicia que capturan a estos maleantes para luego soltarlos, se entiende previo “arreglo”, dejándolos que prime la impunidad. Los delincuentes aprovechan esto para continuar haciendo de la suyas, y si por ahí pasan al Poder Judicial, un “buen” abogado logra su libertad fácilmente. ¿Entonces a dónde acudir para sancionar la delincuencia? o ¿acaso para el pueblo no existe la justicia?
Escuchamos en una oportunidad a un policía que arriesgó su vida caminando horas sin comer, sin agua, sin apoyo, que logró capturar a unos delincuentes, los entregó al Ministerio Público pero no fueron acusados pese a los sólidos atestados policiales, siendo liberados. ¿Qué pasó, fueron inocentes o “arreglaron”? 
Los sufridos campesinos que viven en las altas cumbres y desprotegidos, no encontraron quién les haga justicia y optaron ellos mismos por castigarlos, podemos entender la frustración de recibir justicia y sentirse desprotegidos, sin embargo este castigo fue en exceso brutal y salvaje.
López Albújar  en sus Cuentos Andinos, relata una historia similar anticipándose a esta época. De eso hace más de 80 años. Los tiempos cambiaron pero los hechos son similares.
FUENTE:Editorial Ahora

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