CULTURAL
CHANTAL ESPINOZA MATOS
Escribe: Edmundo Panay Lazo
Abrir el periódico para encontrarnos con el dolor en la cara, con la
noticia de lo irreparable. Era cierto, lo decía el poeta tanto dolor y no hacer
nada con la muerte…, tanto que parece que al sentir la muerte reconocemos el
valor de la vida.
Sobre todo, si ella significa parte de la existencia nuestra, de
nuestra idealidad, de un núcleo social o una comunidad. Eso me sucede hoy,
domingo 25 de agosto de 1996, cercano al mediodía, cuando reviso los titulares
del diario “La República” y veo una trágica información relacionada con
Huánuco, un accidente en la carretera Pachas-Llata.
Dentro de la lista de los caídos al abismo para no levantarse mas,
está el nombre de un viejo compañero de batalla: Chantal Espinoza Matos.
Un hombre, solo eso: un hombre que tuvo una presencia muy especial y
singular en el quehacer de nuestro departamento.
Amante de su Llata, de su Huamalíes, solía recorrer todas sus
comunidades, Maestro, periodista, dirigente ligado al quehacer colectivo y a la
cultura popular, siempre estuvo presente en toda acción en beneficio del
pueblo. El deporte fue uno de los trajines que más lo atrajeron.
Fue esta actividad la que lo trajo hasta Radio “Ondas del Huallaga”,
emisora que cubría como hasta hoy la sintonía departamental. Una vez nos llegó
una carta en la que nos daba a conocer su deseo de ser corresponsal de “Ecos del Deporte”, allá por 1970.
Adjuntaba una crónica con los resultados de los partidos de fútbol de la Liga
de Llata, así como de un certamen interescolar.
Pasamos su información, le agradecimos y lo incorporamos a través
del éter a nuestra plana de corresponsales. Desde esa vez, todos los lunes
teníamos en el casillero de la emisora
su despacho del acontecer deportivo huamaliano.
En ese entonces “El Chúcaro” era uno de los vehículos que cubría la
ruta de Huánuco a La Unión.
Los servicios Huánuco-Llata
eran irregulares.
Pero él tenía que cumplir su misión de periodista. No podía dejar de
enviar la noticia. Terminaban los partidos a las seis de la tarde. Redactaba la
crónica, la ponía al sobre y bajaba a pie, por chaquinani, por la ruta de
Culquish, para esperar el paso del “Chúcaro” en Tingo Chico y entregar el envío, que cumplidamente
llegaba a nuestras manos, para ser irradiado el día lunes en la noche.
Así todos los domingos caminaba kilómetros sin cansancio, en la agreste geografía del ande
huanuqueño, para informar del deporte de
su tierra, con la sola satisfacción del deber cumplido, como nos lo decía:
“para que sepan en otras partes que pasa en Llata”.
Transcurrió algún tiempo para que nos conociéramos personalmente,
asumiendo también la corresponsalía del Noticiario de Radio “Ondas del
Huallaga”, a donde informaba casi cotidianamente. Entonces, el recorrer el
tramo Llata-Tingo Chico por la ruta de
Culquish a pie fue una rutina diaria.
Pero antes de incorporarse a la información radial, él ya editaba la
revista “Afición Huamaliana”, carátula impresa con esténcil electrónico, medio
oficio, a mimeógrafo. Al comienzo solo
trataba temas deportivos, pero luego asuntos de carácter general. Hasta que en
un determinado momento allá por los años 90 se decidió a editar el tabloide “El Chasqui”.
En “Ecos del Deporte” y el Noticiario estuvimos casi veinte años
juntos. En los últimos tiempos integraba
la plana del Diario “Regional”.
Fundó la Filial de la Asociación Nacional de Periodistas del Perú en
Llata, que tuvo una apoteósica
instalación en la Plaza de Armas de la ciudad, luciendo orgulloso su arte
popular, con la presentación de aproximadamente treinta conjuntos de música y
danzas, demostrando porque Huamalíes merece el calificativo de “Capital
Folklórica del Departamento”.
Tuvo la virtud de hacer del periodismo una auténtica actividad
popular.
En el quehacer deportivo culminó exitosamente una gestión y llevó por primera vez la “Copa Perú” a Llata.
Fue el Juan Bielovucic que
integraban Cisneros, Reiterer, Narduzzi, los hermanos Maco y Ñumi Cardich,
Paolo Castro, Luis Denegri, entre otros,
el que venció por la mínima diferencia a los locales con anotación de Pedrito
Vílchez. Se jugó en el Estadio “Colón”, con el arbitraje de Manuel
Espinoza que ya actuaba a nivel
profesional.
Fue toda una fiesta.
Movilizó a la población a recibir a los bielistas hasta casi tres kilómetros de la ciudad,
igual fue la despedida. La gente acompañó al carro que conducía a uno de los
mejores equipos regionales de la época. Neto Cisneros y Lucho Denegrí recuerdan
con nostalgia y cariño este episodio.
Todas esas cosas se me
vienen a la mente. Su carisma, su capacidad de convocatoria, su
responsabilidad, su vitalidad.
Sabía hacer simples las cosas grandes, permaneciendo siempre en su
cotidiana y alegre sencillez.
En una oportunidad en un Congreso Nacional Estatutario de la
Asociación Nacional de Periodistas del Perú lo nombraron Secretario y como tal
se amaneció hasta concluir con el Acta.
Al día siguiente, sin por lo menos hacer una siesta, siguió para
adelante en el trabajo del evento, siempre de pie participando igual que todos.
Pidieron un voto de aplauso en reconocimiento a su esfuerzo y responsabilidad,
él lo agradeció con una expresión simple, de andino transparente Una noche no es nada… otra noche también podemos.
En la lucha popular por la
descentralización, asumió la
responsabilidad de liderar el Frente de Defensa de Llata, defendiendo la
propuesta de integración con Pasco, pese a que el oficialismo aprista quería
imponer la unión con Ancash. Luego, cuando se dio la ley creando la Región
“Andrés Avelino Cáceres”, el gobierno trató de agitar velas por la consulta
popular; se movilizó por toda la Provincia y no se dio ningún pedido de
consulta. De esta manera Huamalíes permanece incólume y orgulloso en nuestra
jurisdicción departamental.
Chantal Espinoza Matos era
un nombre muy conocido en la capital de Departamento. Antes que hubiera
televisión Radio “Ondas del Huallaga” y Radio Huánuco acaparaban la sintonía.
La gente sentía su presencia, era como si estuviera entre nosotros. A nivel gremial fue conocido a nivel nacional,
pero por sobre todo respetado por su férrea vocación.
Podría hablar de sus otras
facetas. Contar sus anécdotas, reproducir párrafos de sus crónicas. Eso queda
pendiente, pero la expresión de pesar no se puede callar en este instante.
Chantal no solo es Llata, es Huánuco. Es la expresión del periodismo
de tierra adentro que vive en nuestra patria. Periodista por vocación hecho por
amor a su pueblo, para que éste sea escuchado. Luchador social. Caminante
incansable de los andes huamalianos.
¿En qué comunidad no se oyó su voz en quechua o castellano?
Amigos lectores: perdónenme
esta nota desordenada, pero no es fácil escribir cuando el tema es una nueva
ausencia. Solo quiero decirles para concluir,
que Chantal, con su grandiosa sencillez, ausente de arrogancia, ajeno al
verbo florido, con lenguaje espontáneo y jovial, describiendo y narrando de
manera sencilla los sucesos, tuvo presente a su pueblo durante más de dos
decenios, a través de la información periodística.
Chantal: ahora tu partida es la noticia y no tuviste tiempo para
comunicarnos.
FUENTE: Revista Huamalíes
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