viernes, 3 de mayo de 2019

ORBITA HUAMALIANA

Viernes 3 de mayo 2019
 Hallazgos brindarán nuevas luces sobre ocupación inca


A 35 minutos de Tantamayo, con una belleza natural increíble, rodeada de saucos, pinos y eucaliptos, entre las quebradas de Canchis y Tamborragra, en la comunidad campesina de San Pedro de Pariarca, se encuentra el tambo inca de Pariash, un asentamiento inca que aún conserva una serie de edificaciones construidas entre el periodo Túpac Yupanqui (ca. 1400 d. C.) y la llegada de los españoles (ca. 1533 d. C.).
Partimos de Huánuco en la madrugada, cinco horas de viaje en auto por la carretera Huánuco-La unión hasta Tingo Chico; después ascendemos por una carretera afirmada hacia Tantamayo. Quince minutos después cruzando el río Tantamayo se encuentra la comunidad campesina.

Nos esperaban los arqueólogos que dirigen el proyecto de investigación arqueológica Tambo Inca de Pariash, Carlo José Ordóñez (director) y Efraín Vidal (arqueólogo residente), proyecto que inició en abril de este año y finalizará en unos días; en adelante nos guiarán hacia el tambo (aproximadamente 25 minutos de caminata).
Conocimos de cerca los resultados de las investigaciones en las nueve unidades de excavación. Tres en la plaza (sector I), tres en las kallankas (sector II), tres en las qollqas (sector IV) y en el sector III área entre las qollcas y kallancas.
Un trabajo en equipo desarrollado de la mano con la comunidad, cuyos objetivos planteados se cristalizan a medida que avanzan las investigaciones, a pesar de la importancia y de lo conocido que es el valle de Tantamayo por su riqueza arqueológica (Piruro, Susupillo, Japallan, etc), nunca se habían realizado investigaciones arqueológicas.
“Nunca se había tratado del Tambo Inca de Pariash, de la ocupación inca, su presencia en esta zona, de la apropiación territorial y de las estrategias de conquista que usaron los incas para apoderarse de esta parte de Huánuco”, comenta Carlo José Ordóñez, mientras empezamos la caminata hacia el tambo inca.
A medida que avanzamos, conoceremos parte de lo que ha sido este trabajo, una vez en el tambo inca a 3700 m s.n.m. En este tambo han habido dos momentos de ocupación: inca y colonial. “Por ejemplo, la modificación y las clausuras de los ingresos a las kallankas (edificios monumentales) son bastante tempranas, colonial-temprana quizás”, menciona Efraín Vidal.
Entre los principales hallazgos hasta el momento, destacan el descubrimiento del piso original de la plaza inca, conformada en su totalidad por lajas de piedras dispuestas sobre un terreno previamente nivelado. Se recuperaron fragmentos de cerámica inca al interior de una kallanka. En la parte exterior y contigua al mismo edificio, salió a la luz una banqueta o poyo, conformado por lajas de piedras, la cual se proyectaría a lo largo de todo el frontis; al interior se encontraron entierros que están en proceso de análisis para determinar su antigüedad.  
Una vez culminado el recorrido en el tambo, debíamos conocer las qollqas ubicadas metros arriba, aproximadamente a 3900 m s.n.m. Se puede apreciar 20 qollqas. Son un sistema de almacenamiento de productos procedentes de las áreas vecinas.
“Los incas llegaron a un lugar que estuvo ocupado durante siglos, para conquistarlo emplean una serie de estrategias de apropiación territorial y construyen un tambo para administrar los grupos; en paralelo construyen caminos incas”, dice Carlo José Ordoñez, mientras nos muestra el interior de las qollqas.
Cuenta que cerca al tambo está el valle del Monzón, hacia el noreste el camino a Chachapoyas de donde los incas traían dos recursos importantes: la coca, las aves de plumas de colores y probablemente Spondylus (hallado en el camino inca) que pudieron ser almacenados aquí.
A diferencia de otras qollqas, como la de Huánuco Pampa, en alguna de estas piedras hay grabados que todavía no se han podido descifrar. “Si bien es cierto los arquitectos eran incas, la mano de obra era local”, precisa el arqueólogo.
Cerca de las cuatro de la tarde empezamos a descender de las qollqas, impresionados por tanta belleza natural y arquitectónica que aún se conserva.
Felicitamos el apoyo de la Municipalidad de Tantamayo, la comunidad campesina de San Pedro de Pariarca, el apoyo de los estudiantes y egresados de Arqueología de la Universidad Santiago Antúnez de Mayolo (Ancash) y de la Universidad Mayor de San Marcos (Lima). Además, el gran aporte de la historiadora Silvia Pablo y de la arquitecta Tania Castro servirán para obtener una visión holística sobre el tambo.
“El propósito es contribuir al estudio de este sitio, nos vamos con esa satisfacción, en campo ya culminamos, pero quedan los análisis y el informe final”, comenta Ordóñez, arqueólogo identificado con su trabajo, con una sensibilidad social que le ha permitido avanzar en el campo de la Arqueología.
FUENTE: Ahora

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